sábado, 15 de septiembre de 2018

¿Cuánto miedo hemos de sentir antes de irnos?

Una noche más evitando las sonrisas


Iba a empezar a escribir con más ganas y más rabia, pero el tiempo lo ha impedido y las múltiples cosas que van pasando… y bueno no está mal las cosas siempre se dan en el tiempo que deben ser, no antes, no después.

Empiezo con la cursilidad de la canción que tengo atorada hace días y que no sé porque le cambie el sentido (bueno sí obvio entiendo porque cambió, tampoco tan mensa):
Yo conocí una linda persona
El otro día en la capital
Caímos bien a primera vista
De esas cosas que suelen pasar
Y conversamos un largo rato
Sobre su vida y cositas más
Quién creería que esa sonrisa
Tan pronto me podía enamorar 
(Bueno no tiene que ser enamorar el verbo o ¿si?)
Desde el día en que me habló, me gustó su voz
Y cuando lo miré, también me miró
Me acerqué un poquito a él, también se acercó
Y comencé a perderme en tu mirada (…).”
 (y no sé si lo demás aguante así que la dejamos mejor aquí).

Y bueeeeeeeeeeeno, dejando un poco esa cursilidad que para mí no deja de ser linda empezaré con lo que va un poco más y menos acá.

Es claro para mí que tu cabeza está llena de muchas cosas y creo que es más el exceso de anhelos perdidos que mierdas como tu dijiste. No sé qué debo creer o a que tu creer. Pero si debo creerme a mí y entenderme y saberme. No entiendo ni siquiera que ha pasado y cómo ha pasado, simplemente te alejaste y perdí la capacidad de tu dialogo, lo cual no ha dejado de gustarme, tu verbo me atrae y fue la razón por la que duré una madrugada mirando tus ojos y entendiendo lo que decías, tratando de manera pérdida de saber quién eras, qué querías y sí hablabas con la sinceridad del borracho filosofando…

Aún sigo creyendo gran parte de esas palabras y eso me genera cierto nivel de conflicto, ¿Por qué? Es mi pregunta clave, ¿por qué le creo a alguien que ya no está y que por sus razones y que sin manifestar decidió alejarse? ¿Por qué quiero saber de quién no quiere saber de mí? ¿Por qué pienso en quién no sé si piensa o no (me apego a esto último porque me hace menos pendeja en mi sentir) en mí? ¿Cuál fue la ventana que abrí con esto? ¿A quién me acerqué de esta forma y me revolvió la vida solo con unas horas? ¿Por qué ese deseo de tenerlo cerca, de escucharlo respirar, de abrazarlo, consentirlo, de verlo leer, organizar, de leerlo, de escucharlo, de verlo? Sí, de verlo… ni siquiera es solo un deseo de sentirlo físicamente, porque es más que eso, es la ridícula idea de la contemplación, de solo ver quién es, en lo que podría llamarse su cotidianidad y lo que implica una observante en ella, no sé que tanto quiero intervenir… solo sé que quiero estar ahí, con él, en él quizás… (*suspira).

No se pierde la razón, se pierde el sentir, la razón se manifiesta constante, cada vez hace más conexiones y define más cosas, pero el sentir… mrk ¡¡¡¡¡el sentir!!!!! Ese no lo logra, es como si fuera un ente ahí, medio autista de la razón, fuera de él, en una lógica pérdida con un rumbo sin brújula, con la ridícula idea de saber qué pasa y por qué ya no pasa. En una semana se acostumbró en medio de la distancia a las palabras (tampoco fueron tantas como para montar semejante show) pero por más que la razón le explica le cuenta y le detalla, sigue ahí; sin rumbo como ebrio, ebrio de palabras sin sentido o con el sentido que quiso darle porque eso sí para interpretar le presento al mejor (años de pendejada tienen que servir), sin la seguridad y la garantía de que el otro lo dijera en esa línea…

¿Cuánto miedo hemos de sentir antes de irnos? La razón está muerta del susto (en sentido figurado), no sabe como más hacer y teme tanto que anda escribiendo! Aunque debe decirse que con él y para él le cuesta, por fin se ha inspirado y ha soltado el miedo (¿?)… o más bien escribe por miedo, ¡sí! Es eso, escribe con cule e’ miedo porque ajá. No tiene claro nada, no hay control, y quizás es eso no hay nada, pero de la nada surge todo, el todo, Él todo… y así podría seguir dando vueltas, encontrando curvas rectas.

¿Será posible dejar de lado todo y seguir, así como antes? ¿Sin nada y con todo? Con las palabras retumbantes (como las de te quiero en mi vida más allá de esta noche), porque así somos, mero cerebro, de ese que se queda en la vuelta y agarra lo que desea, lo que le sirve, lo que le suena, lo que espera sin esperar…

Ahora espero que esto no caiga en un vacío soliloquio propio… espero que llegue a donde debe llegar y como debe llegar, con la fuerza del sentir, del corazón y de lo que podría llamarse el click en el cerebro al que teme con toda la fuerza la razón… no sé qué haré, ni cómo, ni cuándo… espero no sea solo un cruce de caminos vacíos y que de la vida sea más que un recuerdo de una noche, madrugada y mañana especial y diferente, de esas que producen sonrisas, pero no de esas kitsch que define Kundera…

Y bueno esto es lo que se siente, está bien una parte, no todo…

*un suspiro más, una letra por acomodar y listo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario