viernes, 26 de agosto de 2016

Yo puedo construir desde la Paz, por A. R.

VAMOS COLOMBIA, NO ME FALLES COLOMBIA.


Cuando era niño escuché explotar varias bombas, vi escenas de asesinatos en los noticieros, a diario vi imágenes de personas muertas, no me interesaba quienes eran los buenos y quienes eran los malos pero recuerdo ver camionetas LUV llenas de ellos, iba creciendo y vi como la guerra contra los narcos se terminaba mientras bajaban de un tejado el cadáver del tipo más peligroso del mundo, cuando tuve más conciencia el nombre del diablo había cambiado y hablaban de paramilitares de tomas, de retomas, y fue hasta cuando fui al campo por una corta temporada a trabajar que vi como un lugar hermoso contaba historias terribles, cuentos de 3 bandos que acechaban en la noche para aplicar su propia justicia, los que peleaban por el pueblo derramaban su sangre, los cilindros de gas en lugar de traer el alimento, traían la muerte a la humilde mesa, otros que se dedicaban a combatir a los de los cilindros dejaban una estela de miedo y venganza, los de verde en parte víctimas y en parte victimarios, solo eran un agente más en esa guerra, los niños reclutados a la fuerza por los 3 grupos crecían con un único objetivo: sobrevivir para cobrar venganza, yo que aunque debo aceptar que seguramente jamás terminé de entender como era ese negocio en algún momento sentí rabia y lancé piedras en la calle tratando de ponerme en el lugar de ¨los buenos¨…
Pero entonces nació mi hijo y llegué a un punto en el que ya no importaba quienes eran los buenos y quienes eran los malos, me metí de cabeza tratando de ayudar a la gente a elegir a quién consideraba (y aún lo hago) el mejor presidente que este país podría tener y entonces la decepción me cogió por sorpresa cuando el país tomó la decisión de elegir al ¨mejor amigo¨ de su ¨mesías¨ (jamás entendí como el creador de la peor desgracia del campo colombiano y el peor enemigo de la salud y educación podía ser eso para el pueblo un salvador) perdí la fe en el país, en cada vecino, en cada ciudadano y entendí que la mejor forma de cambiar el mundo era enfocarme en esa persona en crecimiento que me decía papá.

Hoy día y aun cuando el ambiente no es el mejor en la calle, pues hay gente que roba, que toma malas decisiones, que agrede, que mata por unas monedas, de nuevo fui sorprendido (esta vez positivamente) por el ex amigo del ¨gran colombiano¨ y debo aceptar que gracias a su gestión (sea con las intenciones que sea) mi hijo no ha escuchado jamás una explosión y en el campo hace mucho tiempo hay muchos niños que tampoco lo han hecho, entonces, ¿por qué no perdonar lo que ya pasó?, ¿por qué no creer en que el silencio dejado por las balas se puede convertir en canciones? los deportistas, los artistas, los nuevos empresarios están poniendo de su parte llevando al lugar más alto la bandera de un país que aunque ya no tiene mucha riquezas, ni ríos, podría evitar que predominara el rojo ese horrible color del miedo, ¿por qué no creer en que “Tomás” podría crecer sin ver actos atroces en el noticiero?.


Todos sabemos que la anhelada PAZ no se escribe con tinta, que se escribe con actos, y éste es solo el primer paso, pero es cuestión de compromiso, hoy yo mismo me comprometí a perdonar, a fundar una compañía que con orgullo desde mi barrio va a llevar la alegría al mundo, creo en un país en el que podemos vivir y seguir creciendo, creo en un mejor futuro para “Tomás” y los demás niños de esta tierra hermosa, llena de talento y esperanza, nosotros ya vivimos la guerra, sería injusto tener la oportunidad de evitar que ellos la vivan y no hacer nada para cambiarlo: VAMOS, NO ME FALLES COLOMBIA, NO ME VUELVAS A FALLAR!! 

Este escrito llegó a mi correo y así como publiqué lo que pienso hago lo propio con quienes tienen una idea diferente de país y sienten la gran responsabilidad con todas las generaciones de decir lo que sienten. Gracias por leer @gelitoazul